lunes, 15 de mayo de 2017

   UNA JUSTICIA ENFERMA



“TRES HERMANAS IRÁN A LA CÁRCEL POR ROBAR GUSANITOS, BATIDOS Y CHOCOLATINAS DE UNA MÁQUINA”.

“La defensa asegura que lo sustraído no superaba los 15 euros y pide el indulto de las acusadas, sin antecedentes penales.- La sentencia considera probado que se ayudaron de menores para delinquir y les atribuye los daños en el vending que la dueña no reclamó”. (Fuente: Periódico Levante. 13-5-2017).

      Es un disparate. Un insulto a la inteligencia, a la razón y al sentido común. Lo haga quien lo haga está enfermo sin remedio. Pero lo más grave es que lo hace una Justicia que no es ni siquiera injusta sino enferma, carente de racionalidad y de sentido común.


    Un Juzgado instructor de Valencia instruyó ese caso, un Juzgado Penal de Valencia dictó sentencia condenatoria. Una Audiencia Provincial de Valencia confirmó la Sentencia en apelación. Y un Juzgado de ejecuciones de Valencia está ejecutando esa condena, al parecer de ingreso en prisión. Y así debe ser porque la noticia no ha sido desmentida por nadie.


      Varios fiscales han pasado por este asunto, dos al menos, uno en Instrucción y otro en penal. Es de pensar que acusando hasta el final, por que de otra manera no se entiende el final de esta historia.


     Hacemos un recuento de horas de funcionarios que a lo largo del tiempo se han dedicado a juzgar a estas tres pobres personas, de los medios materiales y del papel, de las horas de juicio y de informes de los sesudos/as jueces y fiscales/as y causa pavor. El valor de los gusanitos y las chocolatinas sustraídas se multiplica por diez mil a cargo de los fondos públicos.


    Mientras tanto los ascensores de la llamada pomposamente “Ciudad de la Justicia” no funcionan dos de cada tres, los legajos inundan las salas de los Juzgados porque no hay donde dejarlos, la informática con la que se pelean los funcionarios es del cuaternario inferior y las plazas de personal no se cubren por carencia de medios.


     Pero el caso de estas tres hermanas cuyo delito ha sido sustraer gusanitos ni es anecdótico ni único. Hace una semana hube de defender ante una Sala de la Audiencia a un muchacho tan ingenuo y tonto que cambió en su Banco unos pocos dólares que le dio como buenos su novia, menor de edad.


   Tras un largo proceso de seis años, como si de aquellos procesos de la Inquisición se tratara, la fiscal pedía una condena de siete años. La vista de los tres acusados, entre ellos una señora mayor de más de 70 años que nunca había salido de su pueblo y que no sabía ni que existía una moneda llamada dólares, movía a compasión. Causaba una profunda pena pero, si es que fuera posible abstraer la escena, era una comedia. Realmente era una farsa en donde la palabra justicia quedaba atropellada y paralítica.


     Hubieron de aceptar los tres una condena de dos años y siete meses porque caso de no conformidad les podía haber ido peor. Curiosamente la que les había entregado los billetes falsos pidiéndoles por favor que se los cambiaran, la verdadera culpable del sainete, ni siquiera fue acusada.


     Casos de esta naturaleza, y aún peores, se producen todos los días y nos revelan algo más que la anécdota, nos producen algo más que el llorar o el reir, algo que significa vergüenza ajena, es algo más, mucho más terrible.


      Y es el comprobar que nadie de los muchos que asistimos a estas barbaridades en el seno de algo sagrado para un País como es la JUSTICIA, abogados, jueces, fiscales… nadie se rebela contra esta absoluta insensatez, contra esta maquinaria pesada, lenta, absurda, opaca, irracional y sin sentido que gira y gira ajena al sentido común, sin la menor lógica sin descender a la realidad, sin mirar e investigar los hechos y someterlos al contraste de la racionalidad.


      No puede ser que esta llamada JUSTICIA siga así. No puede ser que el único con lógica y sentido común que hay aquí sea yo. No me lo puedo creer. O soy yo el que está loco o aquí hay que arreglar muchas cosas, de las importantes, de las que hace que un ciudadano se tome en serio a la Sociedad y a sus Instituciones o que, por el contrario, le valga la pena ponerse a robar, pero no gusanitos ni chocolatinas …   porque yo les aseguro que con esta justicia les va a ir mejor, mucho mejor…


    Y no hace falta poner muchos ejemplos, salen cada día nuevos casos en la prensa, tantos y tales que ya han producido un cansancio al personal…. Y sin embargo para ellos una exquisita justicia, abundantes abogados bien pagados, presunciones de inocencia que harían reir a un niño, y millones de euros que nunca retornarán a las arcas públicas.


    Sin embargo, todos callados.  De vez en cuando a alguien se le escapa algo razonable que suena a protesta. La Jueza Alaya, a la que apartaron del caso de los ERE de Andalucía (¡Ay, Susanita, Susanita….!) se despachó con unas declaraciones de algo que todos sabemos pero que todos sufrimos. Dijo la buena mujer que “todos no somos iguales ante la Ley”. ¡Pues vaya descubrimiento! Y además a destiempo. No se mojó la buena juez cuando tuvo que haberlo dicho.


    Pero cuesta trabajo creer, de verdad, cuesta trabajo, que nuestros múltiples gobernantes de esos que dicen defender a la sociedad, que dicen ser servidores de los ciudadanos… de los Partidos de antes y de los de ahora… esos… ¿no leen siquiera la prensa? Al menos Felipe González, gran estadista según dicen, se enteró por la prensa de lo de la mafia de los GAL, y de FILESA, MALESA y TIME SPORT.


      Estos ni siquiera eso. Evidentemente no pisan la calle. No conocen la realidad. O si la conocen miran para otro lado, que es peor. ¿Cómo nadie que tenga poder y algo de vergüenza no es capaz de plantearse un cambio total y estructural de este sistema de JUSTICIA  que no sirve absolutamente para nada, que no ataca realmente los problemas de justicia de este País, que condesciende a que se haga una política represiva de los desgraciados que no tienen donde caerse muertos, que insultan con su irracionalidad al sentido común, que…


       Un cambio estructural, tanto del proceso como de las leyes materiales, que no defienden los valores que requiere defender en una sociedad del siglo XXI.


    Pero, curiosamente, a ningún político -y menos a estos que dicen servir al pueblo- he oído plantearse que hay que cambiar radicalmente esta justicia. ¿Por qué será?


       Habrá que inventar, de nuevo, para todos ellos la CÁRCEL DE PAPEL. Paco Albert. 16-5-2017



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