UNA JUSTICIA ENFERMA
“TRES HERMANAS IRÁN A LA CÁRCEL POR
ROBAR GUSANITOS, BATIDOS Y CHOCOLATINAS DE UNA MÁQUINA”.
“La defensa asegura que
lo sustraído no superaba los 15 euros y pide el indulto de las acusadas, sin
antecedentes penales.- La sentencia considera probado que se ayudaron de
menores para delinquir y les atribuye los daños en el vending que la dueña no reclamó”. (Fuente: Periódico Levante. 13-5-2017).
Es un disparate. Un insulto a la inteligencia, a la razón y
al sentido común. Lo haga quien lo haga está enfermo sin remedio. Pero lo más
grave es que lo hace una Justicia que no es ni siquiera injusta sino enferma,
carente de racionalidad y de sentido común.
Un Juzgado instructor de Valencia instruyó ese caso, un
Juzgado Penal de Valencia dictó sentencia condenatoria. Una Audiencia
Provincial de Valencia confirmó la Sentencia en apelación. Y un Juzgado de
ejecuciones de Valencia está ejecutando esa condena, al parecer de ingreso en
prisión. Y así debe ser porque la noticia no ha sido desmentida por nadie.
Varios fiscales han pasado por este asunto, dos al menos, uno
en Instrucción y otro en penal. Es de pensar que acusando hasta el final, por
que de otra manera no se entiende el final de esta historia.
Hacemos un recuento de horas de funcionarios que a lo largo
del tiempo se han dedicado a juzgar a estas tres pobres personas, de los medios
materiales y del papel, de las horas de juicio y de informes de los sesudos/as
jueces y fiscales/as y causa pavor. El valor de los gusanitos y las
chocolatinas sustraídas se multiplica por diez mil a cargo de los fondos públicos.
Mientras tanto los ascensores de la llamada pomposamente “Ciudad
de la Justicia” no funcionan dos de cada tres, los legajos inundan las salas de
los Juzgados porque no hay donde dejarlos, la informática con la que se pelean
los funcionarios es del cuaternario inferior y las plazas de personal no se
cubren por carencia de medios.
Pero el caso de estas tres hermanas cuyo delito ha sido
sustraer gusanitos ni es anecdótico ni único. Hace una semana hube de defender ante
una Sala de la Audiencia a un muchacho tan ingenuo y tonto que cambió en su
Banco unos pocos dólares que le dio como buenos su novia, menor de edad.
Tras un largo proceso de seis años, como si de aquellos
procesos de la Inquisición se tratara, la fiscal pedía una condena de siete años.
La vista de los tres acusados, entre ellos una señora mayor de más de 70 años
que nunca había salido de su pueblo y que no sabía ni que existía una moneda
llamada dólares, movía a compasión.
Causaba una profunda pena pero, si es que fuera posible abstraer la escena, era
una comedia. Realmente era una farsa en donde la palabra justicia quedaba
atropellada y paralítica.
Hubieron de aceptar los tres una condena de dos años y siete
meses porque caso de no conformidad les podía haber ido peor. Curiosamente la
que les había entregado los billetes falsos pidiéndoles por favor que se los
cambiaran, la verdadera culpable del sainete, ni siquiera fue acusada.
Casos de esta naturaleza, y aún peores, se producen todos los
días y nos revelan algo más que la anécdota, nos producen algo más que el
llorar o el reir, algo que significa vergüenza
ajena, es algo más, mucho más terrible.
Y es el comprobar que nadie de los muchos que asistimos a
estas barbaridades en el seno de algo sagrado para un País como es la JUSTICIA,
abogados, jueces, fiscales… nadie se rebela contra esta absoluta insensatez,
contra esta maquinaria pesada, lenta, absurda, opaca, irracional y sin sentido
que gira y gira ajena al sentido común, sin la menor lógica sin descender a la
realidad, sin mirar e investigar los hechos y someterlos al contraste de la
racionalidad.
No puede ser que esta llamada JUSTICIA siga así. No puede ser
que el único con lógica y sentido común que hay aquí sea yo. No me lo puedo
creer. O soy yo el que está loco o aquí hay que arreglar muchas cosas, de las
importantes, de las que hace que un ciudadano se tome en serio a la Sociedad y
a sus Instituciones o que, por el contrario, le valga la pena ponerse a robar,
pero no gusanitos ni chocolatinas … porque
yo les aseguro que con esta justicia les va a ir mejor, mucho mejor…
Y no hace falta poner muchos ejemplos, salen cada día nuevos
casos en la prensa, tantos y tales que ya han producido un cansancio al personal….
Y sin embargo para ellos una exquisita justicia, abundantes abogados bien
pagados, presunciones de inocencia que harían reir a un niño, y millones de
euros que nunca retornarán a las arcas públicas.
Sin embargo, todos callados.
De vez en cuando a alguien se le escapa algo razonable que suena a
protesta. La Jueza Alaya, a la que apartaron del caso de los ERE de Andalucía
(¡Ay, Susanita, Susanita….!) se despachó con unas declaraciones de algo que
todos sabemos pero que todos sufrimos. Dijo la buena mujer que “todos no somos
iguales ante la Ley”. ¡Pues vaya descubrimiento! Y además a destiempo. No se
mojó la buena juez cuando tuvo que haberlo dicho.
Pero cuesta trabajo creer, de verdad, cuesta trabajo, que
nuestros múltiples gobernantes de esos que dicen defender a la sociedad, que
dicen ser servidores de los ciudadanos… de los Partidos de antes y de los de
ahora… esos… ¿no leen siquiera la prensa? Al menos Felipe González, gran
estadista según dicen, se enteró por la prensa de lo de la mafia de los GAL, y
de FILESA, MALESA y TIME SPORT.
Estos ni siquiera eso. Evidentemente no pisan la calle. No
conocen la realidad. O si la conocen miran para otro lado, que es peor. ¿Cómo
nadie que tenga poder y algo de vergüenza no es capaz de plantearse un cambio
total y estructural de este sistema de JUSTICIA
que no sirve absolutamente para nada, que no ataca realmente los
problemas de justicia de este País, que condesciende a que se haga una política
represiva de los desgraciados que no tienen donde caerse muertos, que insultan
con su irracionalidad al sentido común, que…
Un cambio estructural, tanto del proceso como de las leyes
materiales, que no defienden los valores que requiere defender en una sociedad
del siglo XXI.
Pero, curiosamente, a ningún político -y menos a estos que
dicen servir al pueblo- he oído plantearse que hay que cambiar radicalmente
esta justicia. ¿Por qué será?
Habrá que inventar, de nuevo, para todos ellos la CÁRCEL DE
PAPEL. Paco Albert. 16-5-2017
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