SI NO HACEMOS USO DEL DERECHO A
HABLAR,
NOS LO QUITARÁN
(Dani
Mateo, para POP UP, Catalunya Radio)
Estas
palabras habría que grabarlas a cincel en la puerta de nuestra vida, una puerta
imaginaria que nos permita vivir con dignidad.
Malos
tiempos corren para aquellos que aman la libertad. Nunca ha sido el Poder -sea
del tipo que sea- proclive a abrir la
mano en esa materia.
Ser
libre implica pensar, analizar, entender, comparar, descubrir….y conocer… Por
eso la cultura ha sido el gran enemigo de cualquier Gobierno (me es igual de la
ideología que sea, siempre que no haya apostado decisivamente por esos valores
preclaros de la Revolución Francesa: Libertad, igualdad, fraternidad…
Cultura
es igual a libertad. Libertad es igual a cultura. La una sin la otra no
existen.
Y
a fuerza de homogeneizarnos por abajo nos han convertido en seres anestesiados
no pensantes que solo sirven para refrendar si blanco, azul o rojo; perdón,
ahora también morado.
Eso
sí. Este sistema supuestamente democrático que se inventaron es tan perverso
que logra hacer creer a los servidores ciudadanos que son protagonistas de la
película y que con sus votos deciden su destino. ¡Pobres….! ¡Pobres….!
Pero
no es nada nuevo. Desde los sistemas teocráticos (los gobernantes siempre han
tenido que ver con Dios… de forma directa o convenida) a los democráticos se
gobierna por el pueblo para el pueblo pero sin el pueblo (fue Luis XVI quien
con todo éxito lo puso en práctica).
Y…¿cómo
es posible? -preguntará alguien justamente indignado
- ¿cómo es posible que los
ciudadanos no se enteren de este vaivén del que resulta que con solo su voto
están trasladando a otros que no conocen el derecho de hacer y deshacer sus
vidas…?
Sería
muy difícil explicar este fantástico fenómeno en el que teóricamente son los
ciudadanos los que deciden pero en la práctica lo que resulta es que asisten a
la escena y basta. Puede ser muy duro el decirlo pero es tristemente así. Está,
como quien dice, todo el pescado vendido. Estén unos o estén otros. Hay una
ciencia de conducción de masas que explicaría todos y cada uno de los
movimientos a los que asistimos cada día sin dar crédito a lo que vemos, y a lo
que nos pasa. Y mucho más cuando todos los medios de información y difusión
están en manos, también, de unos y otros.
La
realidad es que de forma sibilina el poder no está en el pueblo, no está en los
ciudadanos, sino en los Partidos. Hay algo que yo denominaría “partitocracia”,
de donde nace el poder y que tiene unos intereses que, muchas veces, no
coincide con los intereses de la gente normal y corriente.
En
las alturas se cuece todo. Y no me refiero con Dios.
Y
¿a qué viene todo esto -me preguntareis- con la libertad de pensamiento y con
la libertad de expresión…? Buena pregunta. La contestación sobre la marcha….
El
día que los ciudadanos estén formados se preocuparán y les interesará todo
aquello que gravita sobre sus vidas y las de sus hijos….. y podrán expresar su
opinión, y podrán hacer análisis, y comparar y decidir, y sobre todo eso,
decidir de forma clara y defender lo que decidieron….
Serán
imbatibles, entonces, los ciudadanos. Y, sobre todo, no serán manipulables.
Nadir podrá impunemente intentar tratarles como rebaño. Nadie podrá contarles
películas infumables. Y de eso se trata. De ejercer una y otra y otra y otra
vez el derecho a hablar, sin miedo a hacerlo, sin miedo a las consignas del
miedo, sabiendo que no puede haber ley alguna que imponga el silencio, o el
seguidismo obediente, o la aceptación por pura resignación….
Dani
Mateos no ha inventado nada. Simplemente ha defendido, y está defendiendo algo
sin lo cual estamos y estaremos muertos. Una muerte peor
que la muerte misma, habremos dejado de ser seres capaces de defender su
dignidad y su libertad. Ni más, ni menos.
Francisco Albert. 28 de mayo de
2017.