sábado, 6 de mayo de 2017

NO LLORES, DOS MESES PASAN PRONTO…

Leo que esas fueran las últimas palabras de Lorca a su último amor, en el andén de Atocha, en una despedida que fue no solo un adiós al amor sino a la vida misma.

Dos meses pasan pronto, resuenan en mi alma esas palabras del poeta como el eco de pisadas secas sobre una calle fría en la madrugada.


Y me recuerdan, no puedo evitarlo, la truncada esperanza que todos hemos tenido alguna vez en la vida. Y hemos llorado, por dentro o por fuera, con lágrimas que nunca han llegado a detenerse de verdad.


El tiempo no ha parado, ha seguido sin fin, y nuestra esperanza se convirtió en pasado, y el pasado aún es presente y se convirtió en esa espada afilada que hace más daño que el recuerdo.


Pasaron dos meses, y más, Federico.


El amor, el amor tuyo quedó en el andén y todavía sigue en él.


Todos y todas, los que decimos un adiós y quedamos fijos con la mirada puesta en ese tren que se fue, hemos seguido esperando a que volviera el amor que partió y que nos dijo “no llores, volveré pronto”.


Alguna vez sucedió así. Otras veces lo hemos soñado, pero al despertar nos ha quedado la sensación de que vamos a seguir esperando a ese amor que siempre deseamos con todo el alma y ya no sabemos con certeza si es que se fue y no vino o sencillamente nunca estuvo.


Y somos fieles al recuerdo. O quizás a quien queremos ser fieles es a ese amor soñado siempre, siempre soñado y querido que partió sin haber venido.


Han pasado más de dos meses, Federico. Y la poesía nunca ha desaparecido del andén de nuestra vida.



Paco Albert. 6-5-2017

No hay comentarios:

Publicar un comentario