martes, 16 de mayo de 2017


DESPRECIO DEL GOBIERNO A LA SOBERANÍA                                  DEL PUEBLO


El Sr. Rajoy, que se presenta a sí mismo  como verdadero sostén de la democracia, ha tratado -una vez más- al Pueblo, representado por el Congreso de los Diputados, como ese felpudo que sirve para limpiarse la suela de los zapatos.


      Ayer la mayoría de la Cámara votó por mayoría  de 207 contra 134 votos la reprobación del Ministro Catalá y pidieron la destitución de la cúpula de la Fiscalía por sus  injerencias en la acción de los fiscales para intentar proteger a los cargos de su partido imputados en casos de corrupción.


       La moción contra Catalá reclamaba además del Gobierno la destitución del fiscal general del Estado, Jose Manuel Maza, y del Fiscal Jefe de Anticorrupción  Manuel Moix.


           Todos ellos han salido airosos, haciendo alarde, además, de chulería con una sonrisa plena de impunidad y picardía.


      Y es que las mociones de reprobación no son jurídicamente vinculantes para el Gobierno.


           Lo cual quiere decir que el Estatuto de las Cortes permite convertir la soberanía popular en ciencia ficción.


        La moraleja que cabe sacar de este enredo es que todos, los reprobantes y los reprobados, sabían de antemano que la sangre no iba a llegar al río, que todo iba a quedar como estaba.


     Se trataba, para los Partidos reprobantes (PSOE, PODEMOS y CIUDADANOS) de sacar pecho, darle unos cachetes al Gobierno y de paso al resto, y -sobre todo- de hacer frente a los ciudadanos un verdadero ejercicio de marketing.


          Han quedado del 10.  Han puesto a parir, con argumentos todos ciertos, al títere Ministro y a los obedientes Fiscal General y Fiscal Anticorrupción (ahí es nada…) y les ha servido para ganar credibilidad popular.


      Los otros, los reprobados…. como que de coña. Yo obedezco a mi Señor -decía el Ministro- Yo me debo al Presidente que me ha nombrado y no me quita su confianza. Y respecto a los otros, a los Fiscales, haciendo un papel bochornoso de predicar la autonomía de la Fiscalía que no se creen ni durmiendo.


        El gran Teatro de una comedia pública y consabida. Unos y otros, todos sabían que no les iba a servir para otra cosa que para salir a escena y dar unos cuantos pases al mostrenco que, una vez más, se va para casa, al corral de La Moncloa alejaditos del tufillo de los menestrales y plebeyos, que a la postre piensan que son -no sin razón- esos a los que el Fiscal General calificaba de “unos y otros”. Cierto, Sr. Maza, cierto. Son “unos y otros”, no son ciudadanos, porque ustedes hace tiempo que les rebajaron de categoría. Y no pasó nada.


        Hoy son solo votantes. Después, hasta las próximas votaciones, meros convidados de piedra que miran, como expectadores de un partido de tenis, cómo va la pelota de un sitio a otro. Y a veces ni eso.


        Ante este estado de cosas, cuando la cacareada Soberanía del Pueblo no sirve más que para hacer una carnavalada sin más consecuencias, Ministro de Justicia y Fiscales dando la espalda al pueblo mostrando un desprecio absoluto… Ante esto... ¿qué cabe hacer?  ¿Alguien se lo ha preguntado?


        Sigan los ciudadanos entregando sumisos sus votos a aquellos y a éstos. No critiquen su inacción, no descalifiquen su’ cobardía, no reprueben la farsa que diariamente llevan a cabo con palabras aparentes, no les exijan el saneamiento de la vida pública para que todos los ladrones devuelvan lo robado, y no les afeen tal grado de sumisión de la Justicia y de los legisladores al Ejecutivo.


        Montesquieu no es que haya muerto. Está disecado.



Paco Albert. 17-5-2017

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