lunes, 29 de mayo de 2017

SI NO HACEMOS USO  DEL DERECHO A HABLAR,
NOS LO QUITARÁN
                                               (Dani Mateo, para POP UP, Catalunya Radio)

                               Estas palabras habría que grabarlas a cincel en la puerta de nuestra vida, una puerta imaginaria que nos permita vivir con dignidad. 
                               Malos tiempos corren para aquellos que aman la libertad. Nunca ha sido el Poder -sea del tipo que sea- proclive  a abrir la mano en esa materia.
                               Ser libre implica pensar, analizar, entender, comparar, descubrir….y conocer… Por eso la cultura ha sido el gran enemigo de cualquier Gobierno (me es igual de la ideología que sea, siempre que no haya apostado decisivamente por esos valores preclaros de la Revolución Francesa: Libertad, igualdad, fraternidad…
                               Cultura es igual a libertad. Libertad es igual a cultura. La una sin la otra no existen.
                               Y a fuerza de homogeneizarnos por abajo nos han convertido en seres anestesiados no pensantes que solo sirven para refrendar si blanco, azul o rojo; perdón, ahora también morado.
                               Eso sí. Este sistema supuestamente democrático que se inventaron es tan perverso que logra hacer creer a los servidores ciudadanos que son protagonistas de la película y que con sus votos deciden su destino. ¡Pobres….! ¡Pobres….!
                               Pero no es nada nuevo. Desde los sistemas teocráticos (los gobernantes siempre han tenido que ver con Dios… de forma directa o convenida) a los democráticos se gobierna por el pueblo para el pueblo pero sin el pueblo (fue Luis XVI quien con todo éxito lo puso en práctica).
                               Y…¿cómo es posible? -preguntará alguien justamente indignado
- ¿cómo es posible que los ciudadanos no se enteren de este vaivén del que resulta que con solo su voto están trasladando a otros que no conocen el derecho de hacer y deshacer sus vidas…?
                               Sería muy difícil explicar este fantástico fenómeno en el que teóricamente son los ciudadanos los que deciden pero en la práctica lo que resulta es que asisten a la escena y basta. Puede ser muy duro el decirlo pero es tristemente así. Está, como quien dice, todo el pescado vendido. Estén unos o estén otros. Hay una ciencia de conducción de masas que explicaría todos y cada uno de los movimientos a los que asistimos cada día sin dar crédito a lo que vemos, y a lo que nos pasa. Y mucho más cuando todos los medios de información y difusión están en manos, también, de unos y otros.
                               La realidad es que de forma sibilina el poder no está en el pueblo, no está en los ciudadanos, sino en los Partidos. Hay algo que yo denominaría “partitocracia”, de donde nace el poder y que tiene unos intereses que, muchas veces, no coincide con los intereses de la gente normal y corriente.
                               En las alturas se cuece todo. Y no me refiero con Dios.
                               Y ¿a qué viene todo esto -me preguntareis- con la libertad de pensamiento y con la libertad de expresión…? Buena pregunta. La contestación sobre la marcha….
                               El día que los ciudadanos estén formados se preocuparán y les interesará todo aquello que gravita sobre sus vidas y las de sus hijos….. y podrán expresar su opinión, y podrán hacer análisis, y comparar y decidir, y sobre todo eso, decidir de forma clara y defender lo que decidieron….
                               Serán imbatibles, entonces, los ciudadanos. Y, sobre todo, no serán manipulables. Nadir podrá impunemente intentar tratarles como rebaño. Nadie podrá contarles películas infumables. Y de eso se trata. De ejercer una y otra y otra y otra vez el derecho a hablar, sin miedo a hacerlo, sin miedo a las consignas del miedo, sabiendo que no puede haber ley alguna que imponga el silencio, o el seguidismo obediente, o la aceptación por pura resignación….
                               Dani Mateos no ha inventado nada. Simplemente ha defendido, y está defendiendo algo sin lo cual estamos y estaremos muertos. Una muerte peor que la muerte misma, habremos dejado de ser seres capaces de defender su dignidad y su libertad. Ni más, ni menos.

                                Francisco Albert. 28 de mayo de 2017.

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